La Coordinación de Parentalidad es un proceso alternativo de resolución de disputas centrado en los niños, que tiene como fin, asistir a progenitores en situación de alta conflictividad a implementar su plan de parentalidad, ayudándoles a resolver oportunamente sus disputas, ofreciéndoles Psicoeducación con respecto a las necesidades de sus hijos y –previo consentimiento de las partes y/o del juzgado– tomando decisiones en base a los términos y condiciones establecidos por la resolución judicial, o por el acuerdo de designación del Coordinador de Parentalidad.
La ruptura de la relación de pareja conlleva un cambio de las dinámicas familiares, que implica un proceso de adaptación emocional, personal, relacional y social para todos los miembros de la familia, especialmente para los hijos menores. Es frecuente que los progenitores tengan diversos conflictos asociados a esta ruptura, por lo que es fundamental tener en cuenta el impacto emocional que pueden sufrir los hijos por ello, siendo determinante para su bienestar la forma en que los progenitores gestionan su post-ruptura. Por tanto, las funciones del Coordinador de Parentalidad son imprescindibles para el adecuado desarrollo físico y psicológico de los hijos. Entre ellas, realizamos:
La Coordinación de Parentalidad tiene numerosos beneficios, especialmente para las familias al proporcionar un aumento del bienestar emocional y una reducción del nivel de conflictividad, encontrándose los hijos en un lugar óptimo para su desarrollo y bienestar. Por otro lado, esta labor también ayuda al juzgado y el juez, al reducir la carga de trabajo que genera y al abogado por la reducción de la asistencia en crisis. Es decir, realmente, el psicólogo es un apoyo en este proceso que además ayuda a humanizar el proceso judicial.
De la coordinación de Parentalidad se pueden beneficiar las familias en las que los progenitores mantienen un alto nivel de conflicto relacional persistente post-divorcio, que puede manifestarse por: